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Tesoro en Vasijas de Barro; Tu, Tu Familia y Tu Descendencia

Personalmente puedo definir a Dios como un Dios presente en tu vida, Un Dios Presente Hoy, Dios se le presentó a muchos hombres y les hablo y les asigna un propósito en Él, El propósito en mi vida lo ha dado Dios, por esta razón nuestro destino tiene que engranar con el propósito de Dios y tiene que ser mucho más grande que un simple “Ser Bendecido”.

Por lo tanto a pesar de los problemas, las dificultades, ninguna circunstancia adversa va a borrar tu destino” y si Dios demanda algo de tu vida, entonces tu debes decir “Heme Aquí”, en otras palabras si quieres un propósito en Dios la única expresión que debe salir de tu boca es un “Heme Aquí o un Si”, y yo estoy aquí y ustedes están aquí es porque en algún momento de sus vidas dijeron “Heme Aquí”, o en otras palabras dijeron “Si”, cuando hacemos esto, se abre el cielo y el Señor derrama todo lo necesario.

2 Corintios 4:7: ¿Quién guardaría un tesoro en un vaso de barro? Lo natural es que los tesoros se guarden en cajas fuertes, pero cuando se trata de Dios, siempre nos confronta con paradojas que nos hacen ver que sus caminos no son nuestros caminos. La voluntad de Dios es colocar algo tan valioso como Su propósito en nosotros que somos esos vasos de barro.

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2 Corintios 4:7.
Personalmente puedo definir a Dios como un Dios presente en tu vida, Un Dios Presente Hoy, Dios se le presentó a muchos hombres y les hablo y les asigna un propósito en Él, El propósito en mi vida lo ha dado Dios, por esta razón nuestro destino tiene que engranar con el propósito de Dios y tiene que ser mucho más grande que un simple “Ser Bendecido”.
Por lo tanto a pesar de los problemas, las dificultades, ninguna circunstancia adversa va a borrar tu destino” y si Dios demanda algo de tu vida, entonces tu debes decir “Heme Aquí”, en otras palabras si quieres un propósito en Dios la única expresión que debe salir de tu boca es un “Heme Aquí o un Si”, y yo estoy aquí y ustedes están aquí es porque en algún momento de sus vidas dijeron “Heme Aquí”, o en otras palabras dijeron “Si”, cuando hacemos esto, se abre el cielo y el Señor derrama todo lo necesario.
2 Corintios 4:7: ¿Quién guardaría un tesoro en un vaso de barro? Lo natural es que los tesoros se guarden en cajas fuertes, pero cuando se trata de Dios, siempre nos confronta con paradojas que nos hacen ver que sus caminos no son nuestros caminos. La voluntad de Dios es colocar algo tan valioso como Su propósito en nosotros que somos esos vasos de barro.
La pregunta es: ¿De que está llena tu vasija?, ¿Cuántos hombres y mujeres no están ejerciendo el propósito de Dios en medio de su destino, tal vez porque se sienten vacíos; muchos dan su vida por tener cosas materiales, porque piensan que eso les va a llenar el vacío del corazón. En innumerables hogares los padres están vacíos, no tienen vida, vemos familias destruidas y por ende descendencias acabadas, quizá porque sus vasijas están llenas de Adulterio, fornicación, odios, rencores, amargura, raíz de amargura, pobreza, escasez, brujería, suertes, hechicerías, iras, contiendas, gritería, maledicencia…
Las cosas materiales, los apetitos carnales, dan un poco de satisfacción por un rato, pero nada más. Por eso la persona que está dedicada solamente a llenar ese vacío con algo de placer por un momento, siempre deseará volver a llenarlo, trabajan, se esfuerzan, son incansables y no han podido conseguir nada, todo en sus vidas y a su alrededor está destruido, nos equivocamos y tenemos que volver al camino, así como está escrito en el libro de Isaías 29:15-16.
Hoy es el día para reconocer nuestra condición terrenal que somos hechos de barro, que somos  frágiles, Dios no se equivocó, Dios nos creó con la intención de que fuéramos vasos de barro débiles y limitados, a fin de que pudiésemos ser moldeados y transformados según Él quiere que seamos y poder colocar ese tesoro en nosotros con el fin de mostrarlo a Él en nuestras vidas y expresar la excelencia de Dios, está escrito en el libro de Isaías 64:8.
No pretendamos querer ser “apartados para Dios” y seguir siendo los mismos, necesitamos ser transformados por Él, el ejemplo claro lo vemos en Juan 3:1-7; Nicodemo pretendía tener lo que el Señor tenía pero sin ningún tipo de esfuerzo; el Reino de los Cielos sufre violencia y solo los valientes lo arrebatan, Mateo 11:12, esto que voy a decir lo tienes que entender:
  1. En el mundo hay muchas voces que llaman a los hombres y mujeres dándole falsas esperanzas y soluciones pasajeras. Hoy se presentan tantos caminos que parecen caminos buenos pero su fin es la muerte, Proverbios 14:12.
  2. Muchos quieren los beneficios de Dios pero no quieren comprometerse con él para vivir una vida en santidad. El Reino de Dios sufre violencia y hay que ser valiente para alcanzarlo y esto se hace permitiendo que el propósito de Dios se establezca en nuestro destino divino, decídete a entrar al Reino de Dios. Estamos en una lucha constante, los deseos pecaminosos nos asedian o persiguen todo el tiempo, las atracciones de este mundo batallan constantemente para distraernos del propósito, ¿Qué vamos a hacer, nos dejaremos influenciar por esos deseos mundanos?.
  3. ¿Permitiremos que Satanás tome ventaja? El Señor nos dice en el libro de Juan 16:33 “Yo he vencido al mundo”, tenemos que ser valientes, tenemos que ser decididos para dejar la comodidad de los deseos mundanales y vivir una vida de fe y de santidad.
En el libro de Jeremías 18:1-6, vemos la obra del alfarero, aquí el alfarero es nuestro Abba Padre, nuestro Elohim, escudriñemos la Palabra y vamos a encontrar principios fundamentales para nuestras vidas; cuando tu decides tener un destino divino y anhelas que Dios coloque Su propósito en ti comienzas un proceso de separación y de santificación, nos convertimos en barro, nos quebramos muy fácilmente y el alfarero siempre estará dispuesto a hacernos de nuevo.
  1. Primer Principio: El tiene el poder de transformarlo todo: Dios, como un Alfarero, tomó el barro y formó al hombre, la parte física del hombre. En Génesis, capítulo 2, versículo 7, leemos: Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. Dios fue el Alfarero. Ahora descendamos a la casa del alfarero y junto a Jeremías observemos como hace el alfarero: El alfarero tiene una rueda, oprime el pedal con su pie para hacer girar la rueda, al hacerlo, sus manos están trabajando el barro con destreza y hacer una vasija bien formada, con el carácter del alfarero. El alfarero tiene un poder absoluto sobre el barro y ese poder es ilimitado; el barro no puede contestar ni discutir con El. No puede hacer nada, solo puede rendirse en las manos del alfarero.
  2. Segundo Principio: El barro no tiene ninguna forma, no tiene vida, es inerte, es un material que refleja desorden; Dios recuerda que somos polvo, pero el hombre a veces lo olvida, y cuando a ese polvo se le coloca el agua, se convierte en barro. Al observar el barro en la rueda del alfarero lo vemos como algo inerte, algo que no tiene vida pero la Biblia dice en Efesios 2:1: “Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”. Necesitamos reconocer que nuestro Dios es un Dios soberano y que nosotros solo somos barro. Dios es el Alfarero que tiene el poder de darle vida al barro y transformarlo.
  3. Tercer Principio: El alfarero es bondadoso, El no quiere hacer daño al barro. Quiere que el barro se rinda en sus manos, El alfarero trabaja con los pedales, haciendo girar la rueda; las manos del alfarero trabaja con delicadeza, bondadosamente y con amor en el barro, transformando el barro en una vasija…