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Veo con asombro como la iglesia del siglo XXI está perdiendo el objetivo trazado por el Señor “Id y haced discípulos…”, muchos piensan que “hacer discípulos” es enseñar teología o visiones humanas; “Hacer discípulos” es impregnar el carácter de Cristo en cada vida, en cada hogar y en cada descendencia, “hacer discípulos” es llevar a la persona a una transformación, a un cambio de pensamiento, de actitud y de comportamiento, a arrancarlo del mundo para que pueda entrar en el Reino de los Cielos; veo como la iglesia está llamando a lo bueno, malo; y a lo malo, bueno, aceptando todo lo que dice y hace el mundo como “normal”, la palabra en Isaías
5:20-25 y todo lo pretenden disfrazar con la “gracia”; el período de gracia está llegando a su fin, estamos entrando en el período del cumplimiento de la Palabra de los últimos tiempos. Escuché en estos días una versión equivocada del perdón que el Señor le otorgó a la “mujer sorprendida en adulterio”, Juan 8:3-4; y colóquele la lupa en los que está escrito en Juan
8:11.
El enemigo ha “introducido encubiertamente herejías destructoras”, como dice en 2ª Pedro 2:1-3, en la Iglesia. Veneno de “super fe”, pactos de prosperidad, ídolos musicales, predicadores al gusto del cliente, un mercado de la fe, libertinaje, abandono de la Palabra, codicia encubierta, humanismo, psicología, falsas profecías, milagros inventados, un “evangelio mundano” que no tiene nada que ver con el evangelio de Cristo, autoayuda, ver a la Iglesia como una empresa de mercadeo, ecumenismo, etc.
Y además muchos llenando “la olla de nuestra vida” de “codicia, egocentrismo, vanagloria, manipulación, depravación, lujuria, lascivia, fornicación, adulterio, idolatría, brujería, hechicería y ese enfermo deseo por el reconocimiento y la fama ha creado un evangelio paralelo que está matando la iglesia de hoy y a todos sus miembros, llenos de máscaras”.
Quiero narrar varias historias, una de ellas ocurrió en el tiempo de Eliseo, el pueblo se había desviado de los propósitos de Dios y y por esta causa el pueblo de Israel estaba pasando por tiempo de hambruna y peste; tal vez como lo estamos viviendo hoy en día.
Escucha esto: Si has introducido muerte, veneno, oprobio, afrenta en tu vida, hogar y familia, Dios puede arrancarlo importar que tan desastroso sea o cuanta necesidad y crisis haya, aún la muerte será transformada en vida, pero es necesario que todo lo que está oculto en tu vida, tu hogar y tu descendencia debe ser sacado o expuesto a la luz.
La Palabra dice que en los días del profeta Eliseo había hambre en la tierra y salió uno a recoger hierbas del campo y se encontró con unas calabazas silvestres; cada vez que “salimos al mundo” encontramos veneno que produce muerte en nuestra vida, familia y descendencia, el “pequeño detalle” es que estas calabazas eran venenosas, esta cepa silvestre era “Citrullus Colocinthus” su fruto es semejante a meloncillos y sus hojas como la parra, no es comestible y produce trastornos intestinales que pueden incluso acabar en la muerte. Cuando algunos probaron ese guisado hecho en esa olla enseguida gritaron: “¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla” (2 Reyes
4:38-41).
Este veneno está destruyendo, todos juntos están comiendo de este guiso mortal. Y el fruto lo estamos viendo, hay tres fundamentos que debes tener en cuenta:
- No Recojas Hierbas En El Mundo.
- Lo Que Recojas Del Mundo Te Va A Matar.
- Hay Una Gran Hambre Espiritual por esta razón muchos buscan y buscan …
¿Que cosas ocultas que has recogido del mundo están marcando tu vida, tu hogar y tu familia, quizá muchas de ellas sean el resultado de las malas decisiones?
¿Cuántas de las cosas que estamos viviendo son el resultado de las cosas que hicimos sin pensar?, que creímos que traería bendición y terminó siendo muerte, hoy Dios está aquí para revertir caminos que dañan nuestra vida. Esta noche Dios nos visita y nos habla para quitar de encima nuestro: muerte, veneno, oprobio y afrenta en nuestra vida, hogar y familia.
Vamos a sacar a la luz, vamos destapar la olla y a colocarla delante del Señor…
Estos dos elementos descritos en 1 Corintios 5:8, “sinceridad y verdad” deben estar en medio de nuestra vida para destapar delante de Dios todo lo que está podrido, un antídoto para este ingrediente venenoso lo encontramos en Santiago
1:21: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.
Sinceridad: “Sincero, puro, sin corrupción, libre de mancha o tacha, esto es lo opuesto a la hipocresía o la malicia y la maldad que se esconden de la vista. La sinceridad puede soportar el escrutinio a plena luz del sol.
¿Cuál es la fuente de este ingrediente de sinceridad? “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1ª Pedro 2:1-2).
Verdad: ¿Qué es la verdad? En Juan
17:17, Jesús oró: “Tu palabra es verdad”. La Palabra registrada de Dios es nuestra fuente de verdad.
Juan
11:38-44… La Resurrección de Lázaro.¡Creo que por causa de esta palabra muchas cosas muertas van a resucitar en tu vida! ¿Qué ha muerto en tu vida? ¿La fe? ¿El matrimonio? ¿La esperanza? Hoy Dios te dice: “¡Si crees, tienes vida! Muchas cosas que habías desestimado, que ya pensabas que no ibas a tenerlas, sí las tendrás”. ¿Crees en el poder de Dios? ¿Es meramente una creencia o crees que él puede obrar en cualquier cosa de tu vida que está enterrada y muerta?