Génesis 17:5.
Entre los derechos que tenemos como humanidad y como ciudadanos de un país, está el de tener un nombre. Un nombre que nos distinga de los demás, junto con los apellidos de la familia, esto nos da identidad y personalidad jurídica y civil.
Como cristianos sabemos que para Dios el nombre de sus hijos tiene mucha importancia; por lo tanto no hay duda que Dios nos ha asignado un nombre ya que Su Palabra declara cuán importante es para Él es el nombre de sus hijos, esto nos demuestra la relación tan personal e individual que ha establecido para unirnos a Él.
Nosotros los que vivimos en una cultura occidental, utilizamos los nombres simplemente para designar y diferenciar a las personas, y ponemos esos nombres porque nos gustan, o para recordar a seres queridos o a familiares o a entidades espirituales. Sin embargo, los fundamentos Bíblicos y en el mundo hebreo, los nombres eran escogidos por sus significados.
Veamos algunos ejemplos bíblicos donde resalta la importancia que tiene la asignación de un nombre:
- Adán: Adán fue y sigue siendo único, el nombre que Dios le asignó y significa «hombre», «rojizo», «sangre», o bien «hecho de tierra». Hombre de la tierra. De tierra roja. Este nombre hace alusión a su origen, fue formado por Dios mismo, del polvo de la tierra. Génesis 2:7.
- Eva: Cuando Dios dijo que “no es bueno que el hombre esté solo”, creó a la mujer, su origen está en el mismo cuerpo del hombre, destinada a llevar en su seno la misma vida de sus descendientes, significa «madre de los vivientes» o «dadora de vida». Génesis 2:18, Génesis 2:21-23.
Basta una Palabra para que Dios cambie tu vida, yo tengo unos ejemplos de seres humanos que antes de nacer, ya tenían asignado su nombre, porque Dios dijo sus nombres a través de Su boca, por una palabra y lo hizo por el ministerio al que estaban siendo llamados:
- Juan el Bautista: Lucas 1:13.
- Jesús de Nazaret / Emanuel: Mateo 1:21, 23.
La Biblia nos da ejemplos de que Dios puede cambiar el nombre a las personas, de acuerdo con sus planes y propósitos en otras palabras cuando Dios lleva a cabo sus planes de cambiar un nombre, casi siempre lo hace para asignar una misión o una nueva relación con Él; veamos:
- Abram a Abraham: Génesis 17:5.
- Sarai a Sara: Génesis 17:15.
- Jacob a Israel: Génesis 32:28.
- Simón a Pedro: Mateo 16:18.
Como seres humanos desde el inicio dejamos marcas indelebles, imborrables en nuestra vida, familia y descendencia, algunas marcas que denotan bendición otras por el contrario se convierten en maldición, muchas de esas maldiciones están asociadas con nuestro nombre o los sobrenombres o en los remoquetes, palabras de maldición que colocaron en nuestras vidas o las que hemos colocado a nuestros próximos las cuales han marcado nuestra vida; cuantas veces pronunciaron tu nombre para maldecirte, cuantas veces repitieron tu nombre para maltratarte verbal, emocional, sexual y físicamente.
Muchos de los que están allí ha sido marcada en su vida, marcas de una vida de pecado, de dolor, de enfermedad, de muerte; muchos marcados por la separación de sus padres, por el maltrato, por el temor y la vergüenza, en su casa sólo veían y escuchaban violencia, terror, pecado, maldición, inmundicia, maldad, muchos han crecido con huellas indelebles en su vida, que vienen de ese pecado, violencia o abuso, que han crecido viendo a sus padres drogados, alcoholizados, o llenos de ira, de amargura, de violencia, de peleas, de contiendas, de enfermedad, de dolor, el problema de todo es que esas huellas indelebles han deformado sus vidas, han trastornado el propósito y destino que Dios tiene para sus vidas, hogares y descendencias.
La maldición que propiciaron sobre ti dejó huellas que han deformado tu vida y nos hemos convertido en personas que no tienen confianza, están llenos de vergüenza, y hasta creyeron todo lo que dijeron de ti, esa es la marca de la maldición en nuestra vida, hogar y lo vemos en nuestra descendencia y en la sociedad actual.
La maldición no tiene misericordia de ti, es el mayor estafador que existe, te deja en la ruina, sin matrimonio, sin hijos, sin dignidad, sin nombre.
Acepta hoy esta buena noticia: “Jesús vino a dejar su huella, huella indeleble de sanidad, restauración, restitución para tu vida, tu hogar y tu descendencia” nadie ha dejado una huella tan grande en toda la humanidad, El las llevó en su propio cuerpo para sanarnos, liberarnos, quitar la dolencia y perdonar tu pecado, arrancar la maldición con la cual a través de tu nombre marcaron tu destino.
Nuestro Padre ya nos tiene asignado un nombre nuevo, el cual manifiesta nuestra verdadera transformación; dicho nombre mostrará nuestra verdadera personalidad para siempre, unidos en una eterna comunión con el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y todos los seres humanos que hemos creído y confesado que Jesucristo ES el SEÑOR, está escrito en el libro de Apocalipsis 2:17. ¿Qué significa esto? ¿Por qué hay un nombre escrito sobre ella?
Hay varios significados que son los más razonables y los voy a exponer en esta charla:
- En un tribunal de la antigüedad, cuando se condenaba a los acusados, ellos recibían una piedrecita negra con su nombre en ella. Si se les absolvía recibían una piedrecita blanca. Esto es un paralelismo con la salvación, aquellos que han confiado en Jesús recibirán la absolución del juicio de Dios y por ende la salvación. ¡Qué bueno es saber que nuestros pecados son perdonados y que la vida eterna está asegurada!.
- En los Juegos Olímpicos de la antigüedad, cuando los atletas resultaban vencedores en una competencia, la recompensa era una piedrecita blanca, a los atletas ganadores se les premiaba por su esfuerzo y perseverancia. La combinación de ambas ilustraciones nos muestra que somos salvos por gracia por medio de la fe, pero, como creyentes obedientes debemos seguir perseverando día a día por nuestra salvación.
Hoy es el día en que el Señor te va a entregar esa piedrecita blanca, donde ya no está registrado el nombre que colocó el mundo sobre tu hombro, el cual tergiversó todo lo que tu eres, el cual cambió tu propósito y tu destino, hoy es el día de entregar esos remoquetes que colocaron son tu vida y llevarlos a la cruz… No soy lo que dijeron de mi, no soy lo que el mundo quería que fuera… Soy un hijo de Dios, soy un siervo del Dios altísimo…
Isaías 43:1, Isaías 49:1, Isaías 49:16, Isaías 62:1-4.
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