Proverbios 4:23.
La vida nos va hiriendo, a medida que la recorremos vamos recibiendo heridas que se afianzan en nuestro corazón; algunas están escondidas y guardadas en lo mas profundo de nuestro ser que incluso producen amarguras y raíces de amargura.
Y precisamente existe un obstáculo que evita que miles de personas sanen físicamente o sean libres en todas las áreas de sus vidas, este obstáculo se denomina Trauma, estos traumas ocultos roban la salud, la paz y el propósito y destino.
El Trauma es una herida del alma producido por un evento en la vida tales como violencia física, sexual, emocional, amenazas, manipulación que crean imágenes y recuerdos en la mente que te persiguen, traumas por el abuso físico, sexual, en el vientre cuando tu madre fue agredida física, emocional y sexualmente, o recibiste golpes mientras estabas en el vientre o por intento de aborto, maltratos, palabras de maldición.
Estos traumas detienen las bendiciones y las promesas que Dios tiene para tu vida, pero hoy vengo a decirte que a nuestro alcance está el amor de Dios que envió a Jesús a cumplir el sueño que tiene para cada vida, cada familia y cada descendiente… “La Sanidad Total”, el vino a restaurar a los quebrantados de corazón con su gloria y su poder, tal como está escrito en el libro de Isaías 61:1-3, Dios está dispuesto a levantar a todos aquellos que han sido heridos, a todos los que han recibido traumas para sanarlos y curarlos.
Los traumas hacen que vivas una vida contaminada hasta tal punto que no te permite cumplir tus sueños, tus anhelos, tus propósitos y mucho menos el propósito que Dios tiene para tu vida, tu familia y tu descendencia. Lo peor de todo es que nos convertimos en personas llenas de ansiedad, de pánico, de miedos y de temores.
El problema no es tener el trauma, el problema es que hasta el día de hoy te persigue, afecta la manera como piensas, como hablas, como te comportas, como piensas de ti mismo, como tomas decisiones en tu vida… Jesús lo dijo en Lucas 6:45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”, “Un trauma no resuelto es una herida del alma, es una lesión del alma”.
En la Palabra de Dios veo a un profeta llamado Elías, un hombre que confrontó al Rey Acab y a su esposa Jezabel; por permitir la contaminación espiritual en el pueblo de Dios, predijo la sequía, se enfrentó a 450 profetas de Baal y los degolló, oró y predijo la lluvia; en algún momento entró en un tiempo de depresión debido a que Jezabel se enteró de lo que le había hecho a sus 450 profetas y le envía un mensaje con una sentencia de muerte.
En medio de su depresión Elías huyó, saló corriendo, Elias estaba luchando su propia batalla, sus propios temores y miedos, la baja autoestima, el rechazo son batallas internas; Elías estaba huyendo de su propia vida; estaba cansado de si mismo, de la situación que estaba viviendo.
Esto nos ocurre a todos nosotros; nos cansamos de situaciones vividas, hasta tal punto que ya no podemos mas y nos escondemos en nosotros mismos, ocultamos las heridas y los traumas.
Elías hace una oración inesperada en 1 Reyes 19:4 “Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. Un día yo hice lo mismo, condicioné a Dios, le pedí que me quitara la vida antes de vivir una situación de vergüenza… pero escucha esto y es lo que mas me asombra porque muchas veces pensamos que Dios se va a levantar a juzgarnos, pero no, cuando sigo leyendo la Palabra veo que Dios extiende su bondad y su amor y su misericordia sobre Elías y la va a extender sobre mi vida y sobre toda la iglesia.
En vez de juicio y condenación Dios envía un ángel para alimentar, para saciar la sed de Elías y se le aparece la segunda vez para sustentarlo y para impulsarlo a seguir su camino hacia la búsqueda de la presencia de Dios, el monte Horeb, el monte de Dios.
Cuando Elías llega al monte Horeb se mete en una cueva y allí se le apareció Dios en medio de un silbo apacible y le pregunta ¿Que haces aquí Elias, que haces en esta cueva encerrado en ti mismo, en medio de tus traumas, en medio de tus heridas, en medio de tus miedos y temores, en medio de tus rechazo y baja autoestima?.
En medio del silbo apacible de Su Espíritu Santo, Dios va a sanar tus heridas, tus traumas, entrega una por una al Señor, llévalos al madero…
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