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Sin Plan B – Pastor Jeannette Noguera

Miqueas 7:7 “Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”.
Salmos 27:14 “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”.
Muchas veces tenemos la sensación de que Dios nos ha olvidado, haciéndonos sentir aislados y sin dirección, pero, a través de la fe, podemos afirmar la presencia de Dios e incluso cuando parece estar en silencio y nos sentimos abandonados, en el libro de Santiago 4:8  “Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros”… es una promesa que Dios no romperá y muchas veces cuando estamos viviendo momentos adversos todos los días de nuestra vida comenzamos a hacer preguntas como ¿Es esto lo mejor que tienes para mí?, cuando vienen a nuestra mente estas preguntas lo que debemos hacer es guardar silencio, y Dios le va a hablar a tu alma, a tu corazón y a tu espíritu, Él tiene una respuesta para cada una de tus preguntas”, Dios nunca está en silencio, Dios siempre habla a través de Su Palabra, el problema es que no podemos oír cuando a nuestro alrededor el viento sopla fuerte o la lluvia es tempestuosa.
Uno de los principios más importantes para nosotros los cristianos es obedecer al Señor y un segundo principio es confiar en Él y Él hará, y junto a estos, también hay otro de mucha transcendencia, el cual nos enseña a esperar “El tiempo del Señor”, para mantenernos en el centro de la voluntad perfecta de Dios, debemos evitar adelantarnos a su tiempo.
Aunque no siempre es fácil esperar en el Señor, no fallaremos si con paciencia le permitimos que nos guíe de acuerdo a su voluntad y a su tiempo. Si nos adelantamos, caeremos en problemas; pero si confiamos en su dirección, nos guiará hacia su voluntad y hará más de lo que esperábamos.
Recuerde que Dios es Omnisciente (que todo lo ve, to conoce y todo lo puede) y conoce cada aspecto del pasado, del presente y del futuro, El Señor ve cada área de nuestra vida; conoce todas nuestras necesidades y deseos, comprende lo que es mejor para nosotros, su plan divino para nuestra vida siempre es perfecto y cumple su buena voluntad.
Sin embargo, el Señor ha provisto todo lo que necesitamos para que seamos obedientes, al traer salvación a nuestras vidas, Su Espíritu vino a morar a nuestra vida para siempre, la vida sin el Espíritu Santo es muerta, religiosa, es una vida sin vida; nuestra victoria consiste en caminar, moverse con el Espíritu de Dios, cuando dejas de vivir en tus fuerzas y vives por las fuerzas de Dios, entonces la victoria en tu vida será continua.
Así que debemos aprender a escucharlo y a seguir su dirección, en vez de tomar nuestras propias decisiones. Si nos acostumbramos a escucharlo en todo momento, estaremos listos para oírle cuando necesitemos ser guiados en situaciones difíciles. El Señor promete en su Palabra que contestará nuestras oraciones y dirigirá nuestro andar; aunque a veces debemos esperar a que nos muestre el camino.
Aunque quizás deseamos una respuesta inmediata, Dios, por su amor y omnisciencia, conoce lo que es mejor para nosotros hoy y en el futuro, pues su perspectiva es eterna, por tal razón la espera produce muerte a la carta y vida al Espíritu; cuando esperamos en Él somos transformados en Él, somos transformados por Él, fortalecidos por Él, dirigidos y movidos por Él, en otras palabras no operamos según la carne, sino por el Espíritu de Dios.
El Mayor desafío que tenemos es el esperar en el Espíritu; el esperar significa que no te moverás hasta que Él te diga, esperar significa no usar tus habilidades y experiencias, no trabajar en tus fuerzas, no hacer nada en nuestra capacidad humana y al final de todo podemos decir “El brazo de Dios ha sido fuerte y poderoso para conmigo”.
En el Salmo 40 el salmista estaba viviendo una situación que el no podía cambiar; muchas veces hemos vivido situaciones que no podemos cambiar con nuestro brazo… enfermedad, dolor, escasez… muchas veces hemos estado en el hoyo de la desesperación; Salmos 40:1-2 «Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso” y luego dice “Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos”, Dios no solamente te saca del pozo de la situación adversa, sino que también te va a afirmar sobre la roca firme y va a colocar un cántico nuevo en tu boca; de la desesperación y de la queja pasa a la alabanza y a la adoración.
Por tal razón necesitamos del Espíritu Santo no solo para que provea sanidades, milagros y prodigios sino para que podamos desarrollar en “Fruto del Espíritu”:
  1. Fe. Si comprendemos quien es Dios, confiaremos en Él, pues sabe más que nosotros y su tiempo es siempre perfecto, nos invita a pedir, a buscar y a orar y promete respondernos de acuerdo a su divino propósito y a su tiempo perfecto. Mateo 7:7. Por tanto, no debemos pensar que, si su respuesta no llega de manera inmediata, significa que no nos dará lo que le hemos pedido, por el contrario, tenemos que recordar el poder, la sabiduría, el amor y el conocimiento de Dios, confiar en que tiene el control de toda situación y que nos dará lo que es bueno. Si su provisión no llega inmediatamente, es porque no la necesitamos, o porque no es bueno para nosotros, o no es el tiempo adecuado para recibirla.
  2. Paciencia. El Salmo 37.7 enseña: “Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres…”. Tener que esperar puede causar ansiedad e impaciencia, pues cuando lo hacemos pareciera que Dios no hiciera nada. Sin embargo, debemos recordar que nos ama y ofrece dirección, provisión, ayuda y fortaleza durante el tiempo de espera.
  3. Fortaleza y Perseverancia:
    • Si nos sentimos tentados a adelantarnos a Dios, debemos recordar que el Todopoderoso es la fuente de nuestra fuerza y quien provee el poder que necesitamos para esperar con paciencia. Además, es Dios quien puede cambiar los deseos de nuestro corazón para alinearlos con su voluntad.
    • Si el Señor nos llama a esperar, necesitamos perseverar para mantenernos firmes especialmente cuando otros den sus opiniones y ofrezcan sugerencias sobre lo que debemos hacer. Aunque el mundo está lleno de ofrecimientos tentadores y muchos se apresuran para decirnos cómo debemos vivir, solo hay un Ser superior al que debemos escuchar, y es el Señor. Nuestra responsabilidad es obedecer y dejar las circunstancias en sus manos. Andar en la voluntad de Dios es la mejor decisión que podemos tomar.
Ministración: Dios va a traer un de repente, “Su obra, Su extraña obra, Su operación, Su extraña operación”, Dios aparece en el momento inesperado, en el lugar inesperado, tomándome de la mano aún cuanto no entiendo lo que me está pasando y me dice “No temas, yo estoy contigo, no te dejaré ni te desampararé…”
Isaías 41:13 “Porque yo Jehova soy tu Dios quien te sostiene de tu mano derecha y te dice: no temas, yo te ayudo”.
Isaías 41:10 «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
El Espíritu Santo desciende con poder y nos saca del hoyo de la desesperación y del pozo cenagoso, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de David está aquí y ahora, por lo tanto algo nuevo está viniendo hoy sobre ti, un nuevo cántico, una nueva alabanza en nuestra boca, en nuestros labios y todos los que te vieron caído van a temer a Dios, los que diagnosticaron tu derrota van a tener que escribir sobre tu victoria, te van a ver florecer en medio del desierto y todos tus enemigos sabrán que Dios está contigo, porque cuando clamaste Dios escuchó desde los cielos….