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¿Quiénes Somos? Tu, Tu Hogar y Tu Descendencia

El hombre está compuesto por Espíritu, Alma y Cuerpo; el espíritu fue colocado en nosotros por el soplo de Dios y vuelve a Él, el cuerpo lo hizo Dios del polvo de la tierra y vuelve a ella: Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”, Eclesiastés 12:7: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.

El alma es formado por las vivencias desde el momento de la fecundación y hasta nuestros días, muchas de ellas transmitidas por la madre y por todo lo que está ocurriendo en su entorno: Desde el momento en que somos concebidos en el vientre, comenzamos a tener vivencias emocionales que van a marcar el principio de nuestra alma (Emociones y Sentimientos), el bebé oye, escucha y siente lo que sucede alrededor, sean estímulos buenos o malos, quedando grabados en su memoria.

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El hombre está compuesto por Espíritu, Alma y Cuerpo; el espíritu fue colocado en nosotros por el soplo de Dios y vuelve a Él, el cuerpo lo hizo Dios del polvo de la tierra y vuelve a ella:  Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”, Eclesiastés 12:7: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.
El alma es formado por las vivencias desde el momento de la fecundación y hasta nuestros días, muchas de ellas transmitidas por la madre y por todo lo que está ocurriendo en su entorno: Desde el momento en que somos concebidos en el vientre, comenzamos a tener vivencias emocionales que van a marcar el principio de nuestra alma (Emociones y Sentimientos), el bebé oye, escucha y siente lo que sucede alrededor, sean estímulos buenos o malos, quedando grabados en su memoria.
Lo que Dios quiere SALVAR es nuestra ALMA, es lo que Dios quiere regenerar, transformar, hacer que se vuelva a El: y para hacerlo necesita que nosotros tomemos una decisión después de colocar en nosotros un PROPÓSITO, esa decisión es anhelar ser SALVOS, por medio de Jesús, el cual trajo Salvación a nuestras vidas a través de su sacrificio en la cruz del calvario. Dios no pretende borrar nada de lo que nos ha ocurrido, lo que El anhela es sanar nuestras emociones para que no generen sentimientos que van en contra de Sus mandamientos y podamos ser verdaderos cristianos NACIDOS DE NUEVO: Efesios 3:14-21 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”.
Hoy vamos a aceptar a Dios como Padre, así como está escrito “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12.
  1. Dios entra en una relación con toda persona que ha aceptado a Cristo como Señor y Salvador personal, y en virtud de ese hecho le adopta como su hijo (Juan 1:12) y nosotros debemos aceptarlo como Padre. La paternidad divina es una de los grandes privilegios y beneficios que nos provee la obra de Cristo, 1 Juan 3:1-2: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”.
  2. Al encontrar a Dios y aceptarlo como nuestro Padre encontramos nuestra identidad. Es la paternidad de Dios la que nos da nuestro carácter y naturaleza espiritual, nos introduce a la familia celestial, nos da un nombre y una identidad espiritual; un lugar y una posición en la familia de Dios como hijos y herederos de él, pero nosotros debemos salir de la paternidad del mundo porque no podemos ser hijos de Dios e hijos del mundo al mismo tiempo, 2 Corintios 6:17-18: “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
Algunos conciben a Dios como un padre lejano y creamos una imagen distorsionada de Dios, la cual nace de dos fuentes:
  1. La religión del hombre: La religión nos ha mostrado un Dios al estilo como lo entendían los fariseos. Un Dios distante y alejado de la vida de sus hijos. Un Dios religioso poco involucrado con la cotidianidad de sus hijos.
  2. La experiencia familiar: Dios creó a la familia como un medio de protección y bendición para cada ser humano, pero el enemigo ha tratado de diferentes maneras de destruirla para distorsionar el camino de las personas, desde su niñez, y ha introducido el divorcio, la violencia familiar, la irresponsabilidad y el  abandono del hogar, entre otros males que acosan a la familia. Puede que aquí haya hijos e hijas que cargan con un profundo dolor a causa de las heridas causadas por el maltrato, rechazo y abandono sufrido por sus padres. Y luego les cuesta reconocer y experimentar la paternidad perfecta de Dios.
El Cuadro actual : 
Hoy se construyen familias de relaciones sin fundamento se convierten en “compañeros, parejas, amantes“, constituyendo la familia con hijos del uno e hijos del otro, muchos sin ningún grado de responsabilidad, otros asumiendo la carga familiar de la parte que le corresponde, trayendo espíritu de división y por ende con una brecha abierta la cual se convierte en un argumento que usa el enemigo para destruir, otros asumiendo la carga total de la familia con hijastros bastardos, rechazados por sus verdaderos padres generando una hecatombe espiritual.
Hoy es el día en cual nosotros como hijos vamos a ser redimidos y ser aceptos delante de Dios y como padres vamos a redimir a los hijos que aunque no llevan nuestra sangre, ni nuestra linea generacional.
En Deuteronomio 23:2: “No entrará bastardo en la congregación de Jehová; ni hasta la décima generación no entrarán en la congregación de Jehová”; los hijos concebidos de esta manera (a los hijos concebidos fuera del matrimonio o aquellos que han sido rechazados desde el vientre o aquellos que han sido abandonados o rechazados por sus padres), perpetúan la transferencia de la simiente y de la sangre corrupta y maldita por diez generaciones, diez generaciones es mucho tiempo, es un lapso de por lo menos 400 años. Esta maldición generacional es la más efectiva, y de mayor alcance que cualquier otro plan que el diablo haya utilizado y está utilizando hoy.
La maldición de bastardía comienza en el momento de la concepción ilegitima, la consecuencia es la contaminación espiritual por diez generaciones. El sexo fuera de matrimonio, aunque la pareja se case posteriormente antes que el niño nazca, produce un hijo bastardo, ese niño es la segunda generación de las siguientes diez, si las personas se arrepienten y rompen esa maldición, ellos y el niño por el cual tienen autoridad son liberadas, hoy el espíritu de bastardía reina en el mundo entero, padres que abandonan a sus hijos o no reconocen a sus hijos, estos se convierten en bastardos y la única manera de romper la maldición es redimirlos. 
¿Cuántos hijos hay que sus madres quisieron abortarles?
¿Cuántos hijos hay que sus padres le abandonaron o le expresaron rechazo?
¿Cuántos hijos hay que experimentaron violencia y agresiones de sus padres?
¿Cuántas mujeres hay que aún siendo niñas fueron violadas por sus padres?
¿Cuántos hijos hay cuyos padres fueron irresponsables, y no les proveyeron para sus necesidades?
Dios creó un plan maravilloso para retirar la autoridad de esta maldición para cada generación y cada linaje a través de Jesucristo, el cual nos dio el Espíritu Santo, el Espíritu de adopción, veamos Romanos 8:14-23.
Hoy vamos a aceptar la Paternidad de Dios : “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12.