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Mar Rojo ( Pastor Alejandro Roncancio )

Éxodo 14:15 “Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen”.

¿Tiene Dios un plan para mi vida mejor que el mío? Veamos que dice Jeremías 29:11 “Porque yo se los Planes que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, Planes, de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”; Desde el inicio Dios ya tenia un plan perfecto para que vivieras una vida de bendición; aún desde el vientre de tu madre, lo reitera la Palabra en Salmos 139:15-16 “No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas, que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” y en Jeremías 1:5 “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”, por tal razón este es el momento de retomar ese propósito y romper con el despropósito: Tu vida pasada,  los lazos,  las ataduras y ligaduras que aún se encuentran en tu vida, arrancar con todo lo que el mundo te tiene esclavizado, para abrir camino hacia la libertad y hacia el cumplimiento de las promesas que Dios tiene para tu vida, tu familia y tu descendencia, Jesús lo declaró “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”, Lucas 9:62.

Y yo veo que muchos necesitan que se abra una puerta para una intervención divina, que ocurra una “apertura del mar” para poder pasar al otro lado, y ¿que hay en el otro lado? El cumplimiento de las promesas, el cumplimiento del propósito que Dios tiene para tu vida, para tu familia y para tu descendencia, por esta razón tenemos que introducirnos en el plan que Dios ha trazado para cada uno de nosotros.

El ejemplo mas grande que podemos traer a memoria fue el el momento cuando Dios abrió el mar para que Israel pasara por el con el objetivo de liberarse para siempre de la esclavitud de Egipto y de seguir el camino hacia la tierra prometida.

Vayamos al inicio, Dios saca a Su pueblo de Egipto con mano fuerte, delante de la mirada atónita de Faraón y los Egipcios, y todo porque Egipto no era el destino final para el pueblo de Dios. Eran tiempos difíciles para el pueblo de Israel ya que gemían a causa de la esclavitud, y la única opción que tenían era clamar; y dice la palabra que el clamor de ellos subió a Dios por causa de su esclavitud… Pero aquí ocurre lo sobrenatural, dice la palabra en Éxodo 2:24-25 “Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios”:

  1. Dios oyó el gemido de los hijos de Israel.
  2. Dios se acordó de un pacto que hizo tiempo atrás con Abraham, Isaac y Jacob, Génesis 15:13-14 “Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza”.
  3. Y miró Dios a los hijos de Israel.
  4. Y los reconoció Dios.

Habían pasado muchos días desde que los hijos de Israel salieran de la tierra de Egipto y se encontraron frente el mar Rojo. 

Aquí me quiero detener un poco, porque muchos de nosotros estamos en ese dilema, tomar decisiones firmes que nos lleven a la verdadera libertad en Cristo o seguimos en medio de la esclavitud de Egipto; “La salida del pueblo de Israel de tierra de Egipto no significaba su liberación total, Faraón fue tras ellos y los encontró, no para destruirlos sino para devolverlos a la esclavitud”.

Frente al Mar Rojo, el pueblo estaba rodeado de peligros, atrás el ejercito de una nación que lo había esclavizado durante y poco más de 430 años, a los lados montañas rocosas imposibles de escalar; un pueblo confundido, maldiciente, que reclama a gran voz y con gran desesperación. No habían mas opciones: Adelante el camino que los llevaría a la tierra prometida, pero con un pequeño problema, un inmenso mar por atravesar. Estaban encerrados, no veían la salvación por ningún lado; tal vez muchos de nosotros hemos pasado por ese valle de sombra de muerte donde todas las direcciones apuntan al fracaso, a la desidia, a la destrucción. El pueblo que salió de Egipto necesitaba ser redimido, asi como tu y yo necesitamos ser redimidos.

Ahora bien ¿Que era lo difícil de cruzar el mar rojo? ¿Acaso Dios, el todopoderoso no podía hacerlo? El pueblo de Israel no hizo nada para atravesar el mar y todo se atribuyo a:

  • Al atributo de la justicia divina.
  • A la Gracia divina. Fue un regalo de Dios, no fue por los atributos del pueblo de Israel, fue por gracia, mas allá de sus métodos, Éxodo 14:15 «Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen”; aquí hay dos expresiones importantes:
     
    • ¿Porque clamas a mi?. No era tiempo de clamar, era tiempo de avanzar.
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    • Habla a los hijos de Israel y dile que viajen, que avancen; Ahora no clames, solo avanza, no depende de tu oración, ahora depende de mi (Dios); no es por tu nombre, no es por tu reputación, es por el nombre de Dios, por Su reputación.
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No es por lo mucho o lo poco que hayas hecho, tiene que ver con lo que Dios quiere hacer, con el plan de Dios, algo que Dios decide hacer, no porque alguien lo merezca, Isaías 48:3 «Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad”, Isaías 14:24-27 “Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado; que quebrantaré al enemigo en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro. Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones. Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?”.

“No depende de la justicia, depende de Dios, de su plan divino, Dios lo hace mas allá de lo que merecen o no merecen”.

Esto fue lo que ocurrió en el cruce del mar rojo, el pueblo no merecía pasar al otro lado, pero había un plan; las cosas no se limitan a lo que merezcamos o no merezcamos, sino al plan que Dios ha trazado; es importante que te metas en el plan de Dios.

Aquí comienzan las intervenciones divinas, donde todo es sobrenatural cuando yo comprendo que no todo depende de mi, entonces no es el fin, Dios lo completará, Dios nos ama mas allá de lo que hacemos, de lo que somos y de lo que merecemos.