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Hijos o Bastardos, Tu, Tu Hogar y Tu Descendencia

“Todos somos hijos…tu y yo somos hijos, tenemos o tuvimos un papá y una mamá, un esperma fecundó un ovulo, sin importar la circunstancia eso fue lo que ocurrió”. Aquí el asunto es si somos o no hijos de Dios, por esto la Palabra es clara cuando dice que Dios nos da la potestad de ser hijos suyos si solo si:

Lo recibimos en nuestro corazón.

Creemos en Su Nombre.

Muchas veces pensamos que esta es una acción de simple declaración pública y que con eso basta para ser salvos, o que es suficiente para llamarnos hijos de Dios. Hemos hecho de la supuesta “confesión de fe” un rito y un mito que nos ha llevado a tergiversar el verdadero nuevo nacimiento, obrado por el Espíritu Santo, y que hace efectiva la fe en Jesucristo y que nos convierte en verdaderos creyentes, en verdaderos cristianos. Recibir a Jesucristo significa tener una vida centrada en Él, pero para que esto sea posible es necesario comprender que recibir al Señor implica dos cosas.

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“Todos somos hijos…tu y yo somos hijos, tenemos o tuvimos un papá y una mamá, un esperma fecundó un ovulo, sin importar la circunstancia eso fue lo que ocurrió”. Aquí el asunto es si somos o no hijos de Dios, por esto la Palabra es clara cuando dice que Dios nos da la potestad de ser hijos suyos si solo si:
  • Lo recibimos en nuestro corazón.
  • Creemos en Su Nombre.
Muchas veces pensamos que esta es una acción de simple declaración pública y que con eso basta para ser salvos, o que es suficiente para llamarnos hijos de Dios. Hemos hecho de la supuesta “confesión de fe” un rito y un mito que nos ha llevado a tergiversar el verdadero nuevo nacimiento, obrado por el Espíritu Santo, y que hace efectiva la fe en Jesucristo y que nos convierte en verdaderos creyentes, en verdaderos cristianos. Recibir a Jesucristo significa tener una vida centrada en Él, pero para que esto sea posible es necesario comprender que recibir al Señor implica dos cosas.
  1. Recibirlo como Salvador: Es confesar que por nosotros y por nuestras obras no era posible la salvación.
  2. Es reconocer que el hombre no se puede salvar a si mismo y que necesita ser salvado de su propio pecado y de la ira divina.
Desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:21 el plan de salvación de Dios para la humanidad ha sido y seguirá siendo Jesucristo, Él es el hilo rojo que corre a través de toda la historia, su sangre expiatoria y redentora se convirtió en el sacrificio esencial y final para REDIMIR completamente al ser humano, entonces podemos hacer la pregunta clave: ¿Todos somos hijos de Dios?, la respuesta es inmediata: “Todos somos creados por Dios”, más “No todos somos hijos de Dios”.
Esta es la razón por la cual Dios quiere restaurar su paternidad con los hombres de la tierra, comenzando por ti, por tu hogar y por tu descendencia, pero también anhela la restauración de la paternidad de los hombres de la tierra, por esto nos entregó Malaquías 4:6 “El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres”, por tal razón “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él”, 2 Crónicas 16:9.
Ahora miremos la condición de nuestra tierra, tu tierra, la que un día el Señor te entregó para que la cuidaras y la labraras, echemos un vistazo a lo que ocurre al interior de las familias de hoy, muchas de ellas están conformadas por viudo(a)s no porque sus cónyuges hayan muerto, sino porque en algún momento fueron abandonado(a)s, agraviado(a)s, deshonrado(a)s, rechazado(a)s, o simplemente declaran a viva voz “esta relación no funcionó, dejando hijo(a)s huérfano(a)s, agraviado(a)s, rechazado(a)s, pensando que esos seres humanos solo tienen valor económico, evadiendo responsabilidades y derramando sobre ellos maldición e iniquidad que de una u otra manera afecta vidas y descendencias futuras”, y el Señor es enfático al afirmar en Isaías 1:16-19.
Hoy se construyen familias sin fundamento, constituyendo la familia con hijos del uno e hijos del otro, muchos sin ningún grado de responsabilidad, otros asumiendo la carga familiar de la parte que le corresponde, otros asumiendo la carga total de la familia con hijastros bastardos, rechazados por sus verdaderos padres generando una hecatombe espiritual, trayendo espíritu de división y destrucción y por ende abriendo puertas para que el enemigo levante argumentos con el cual pueda tomar el control de vidas, familias y descendientes y la finalidad es la destrucción total.
Veamos lo que dicen las escrituras acerca de todo esto y permitamos que el Señor comience una obra redentora en medio de vidas, hogares, familias y descendencias.
En Deutéronomio 23:2, los hijos concebidos de esta manera (a los hijos concebidos fuera del matrimonio o aquellos que han sido rechazados desde el vientre o aquellos que han sido abandonados o rechazados por sus padres), perpetúan la transferencia de la simiente y de la sangre corrupta y maldita por diez generaciones, diez generaciones es mucho tiempo, es un lapso de por lo menos 400 años. Esta maldición generacional es la más efectiva, y de mayor alcance que cualquier otro plan que el diablo haya utilizado y está utilizando hoy.
¿Qué es un bastardo? Se llama bastardo al hijo nacido fuera del matrimonio o ilegítimo, de padre desconocido o ilegal, generalmente son hijos rechazados, abandonados, adoptados, criados por otros padres, hijos no nacidos, o engendrados a través de incestos.
Miremos las consecuencias del espíritu de Bastardía: La maldición de bastardía comienza en el momento de la concepción ilegitima o el abandono o el rechazo a la persona concebida, la consecuencia es la contaminación espiritual por diez generaciones. Hoy el espíritu de bastardía reina en el mundo entero ! y la única manera de romper la maldición es redimirlos. Dios creó un plan maravilloso para retirar la autoridad de esta maldición para cada generación y cada linaje a través de Jesucristo, el cual nos dio el Espíritu Santo, el Espíritu de adopción que nos libra de 4 espíritus inmundos ligados al espíritu de la bastardía, veamos Romanos 8:14-17:
  1. El espíritu de servidumbre (que quiere decir esclavitud). Esclavo a adicciones (sexual, emocional, fármacos).
  2. El espíritu de temor (que es el opuesto a la fe, es incredulidad o ausencia de confianza).
  3. El espíritu de corrupción (maldición e iniquidad).
  4. El espíritu de rebeldía. El espíritu de rebeldía el cual nos hace ser autosuficientes, empezamos a controlar nuestras vidas dejando a Dios de lado. 
En la Biblia hay una respuesta a través de Jesucristo: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley” Gálatas 3:13…, la palabra redimir significa librar a una persona de una obligación, de un dolor o de una situación penosa, conseguir la libertad de una persona o sacarla de la esclavitud mediante el pago de un precio, ”Cristo redimió del pecado a la humanidad que lo reciben en su corazón y creen en Su nombre”. 
  • Jesús debe ser la persona más cercana a ti. «Jesús tú eres mi Pariente Redentor. Tú tienes el derecho de redimirme”.    
  • Jesús tiene el poder para redimir ya que Él asumió nuestra deuda y la pagó con Su vida: «Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos» (2 Corintios 8:9).. 
  • Jesús ha pagado el precio en su totalidad y yo he recibido mi redención. «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).
  • El proceso espiritual de ser criaturas de Dios a ser hijos se denomina “Nuevo Nacimiento” descrito en el libro de Juan 3:3-6.
  • Hoy el Padre está dispuesto a esperar a que regreses a Él, dice la Palabra en el libro de Lucas  15:20-24.
El derecho de la redención pertenece a la persona más cercana y ésta es la responsabilidad que debemos adquirir cuando nos unimos a otra que en determinado momento tiene hijos y descendientes abandonado(a)s, agraviado(a)s, deshonrado(a)s, rechazado(a)s, o que vienen de relaciones que no funcionaron, dejando a su paso hijo(a)s huérfano(a)s, agraviado(a)s, rechazado(a)s.
Hoy vamos a “Redimir” a aquellos que han o hemos rechazado, a aquellos huérfanos que se quedaron sin padre porque fueron abandonados, hoy vamos a bendecir la simiente, el vientre y el fruto del vientre: Génesis 49:22-26. “Herencia de Jehová son los hijos”, Salmo 127:3-5.º