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Enemigos en las sombras (Pastor Diego Ardila)

Jueces 6:6 “De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová”

Si estudiamos el significado de Madián, este nombre viene del original hebreo y significa: pleito, rencilla, contienda, pelea. Cuando hablamos del “espíritu de Madián” hablamos de un poder espiritual cuyo propósito es el de destruir, causar disensión, peleas, contiendas, temor. Cuando permitimos que este espíritu entre en nuestras vidas y en nuestras familias, viene pobreza y destrucción.

Los madianitas eran una de las tribus del desierto, descendientes de Abraham y Cetura su segunda esposa, Génesis 25:2 “Abraham tomó otra mujer, cuyo nombre era Cetura, la cual le dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa”, por tanto medios hermanos de los israelitas.

La Biblia narra como Madián se introdujo en la vida del pueblo de Dios para destruirlo en dos ocasiones: 

  1. La primera ocurrió cuando los madianitas se habían unido a los moabitas para contratar a Balaam para que maldijese a Israel Números 22:5-6 “Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí. Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito”, el Señor le dijo a Balaam que no maldijera al pueblo de Israel porque era un pueblo bendito, Números 22:12, luego, los Madianitas sedujeron al pueblo de Israel para que fornicara espiritualmente haciendo que adoraran sus dioses, Dios ordenó a Moisés a hostigar y herir a los madianitas, Números 25:16-18. Dios mandó a Moisés que saliese a luchar contra los madianitas, Moisés envió a doce mil hombres a la guerra, mil hombres de cada tribu, según las instrucciones recibidas, debían llevar los vasos del santuario y las trompetas (Shofares). Todo indica que esta era una guerra espiritual. Los reyes de Madián fueron muertos (5) a espada, y observamos aquí, la muerte de Balam el profeta. Los nombres de los reyes : Evi= “injusticia”; Requem= “De mil mascaras, Hipocresía”; Zur= “Acosador”; Hur= “Idolatría”; Reba= “Escasez”. (Estos son los espíritus inmundos que hay que derribar).
  2. La segunda ocurrió en el libro de Jueces 6 y 7, la cual muestra como Los Madianitas asediaban al pueblo de Israel hasta tal punto que se escondían en cuevas y cavernas, acampaban contra el pueblo de Dios y destruían los frutos de la tierra, los arruinaban, venían como langostas para devastar la tierra, traían para el pueblo temor y miseria y dice la palabra que el pueblo de Israel empobrecía Jueces 6:6. La desobediencia del pueblo, la adoración a los baales y las imágenes de Asera, fueron los motivos por los que Dios los entrego a los madianitas. Sobre el pueblo vino escasez, pobreza, miedo, temor, devastación, injusticia, opresión, peleas, iras, contiendas; son enemigos en las sombras que se levantan hoy en medio de nuestras vidas, hogares, familias.

Dice la Palabra que los hijos de Israel clamaron al Señor… Aquí me voy a detener, en lo que llamamos “Clamor”, la clave para que se una el cielo con la tierra. Hoy es un día para clamar por libertad, por justicia, por bendición, por prosperidad, por conversión, por sanidad y por milagros.

La Biblia registra muchos casos de clamor, de hecho Dios le enseñó a Jeremías 33:3 “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”; pero el mas grande clamor ocurrió en un lugar llamado “Getsemaní”:

El verdadero carácter y madurez de una persona se mide en la hora de la prueba. La forma cómo afrontamos el sufrimiento ciertamente revela las profundidades de nuestra mente y de nuestra alma. 

Getsemaní es el lugar donde podemos ver a Jesús alcanzar una de las cimas de su vida: sus actitudes, sus reacciones y su oración al Padre constituyen una guía para nosotros en la noche oscura de la prueba. 

Aquellas largas horas de agonía cargadas de gran intensidad emocional y espiritual. El acompañamiento fallido de los discípulos y la oración profunda de Jesús nos permiten apreciar una situación con la cual nos identificarnos todos. Hubo un solo Getsemaní en la historia, irrepetible; y cada uno de nosotros en algún momento de nuestra vida experimentará o hemos experimentado un “Getsemaní”, situaciones de prueba, tentación y peligro en las que se libran batallas decisivas para nuestra fe.

  1. Marcos 14;34 “Mi alma está muy triste, hasta la muerte”. Jesús tuvo que enfrentar en la máxima expresión de su humanidad, por un lado la muerte, por otro la responsabilidad de la misión que se le había encomendado.
    1. Lucas 22:44 “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”. La descripción que Jesús mismo hace de sus sentimientos es profundamente conmovedora: “Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad “, Marcos 14:33-34. El texto original nos revela una intensidad emocional creciente desde la ansiedad hasta la tristeza de muerte, Jesús sintió soledad extrema, abandono y desolación. 
  2.  

La medicina nos explica que, en un estado de estrés muy intenso, la sangre puede salir de los pequeños vasos, los capilares, y producir micro hemorragias. El sudor de Jesús mezclado con sangre marca el clímax de aquella noche de gran clamor y lágrimas y nos revela con una crudeza conmovedora la intensidad de la lucha que estaba sosteniendo.

  1. Las grandes pruebas conllevan grandes lecciones porque Dios es especialista en transformar nuestras adversidades en oportunidades. Vemos dos lecciones que derivan de dos oraciones: la de los discípulos, una oración fracasada, y la de Jesús, un modelo de aceptación de la voluntad del Padre.
    1. Una oración fracasada: “Vino a sus discípulos y los halló durmiendo…”, Lucas 22:45, Jesús necesitaba mucho la oración en aquella larga noche; era arma vital en un contexto de lucha espiritual. Por ello busca el apoyo de tres discípulos amados, que ya le habían acompañado en otras situaciones especiales, y les ruega: “Quedaos aquí, y velad conmigo”, Mateo 26:38. Jesús como hombre, necesitaba sentir la cercanía y el apoyo de seres queridos en la hora de la prueba. Sin embargo, los discípulos, rendidos por el cansancio, se quedan dormidos y no una vez, sino tres veces, Mateo 26:44-45 “Y dejándolos, se fue de nuevo y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.  Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores”. Los suyos han vuelto a fallarle; Judas le había entregado horas antes, Pedro iba a negarle pronto y entremedio otra experiencia de frustración y soledad en el momento más necesario y por parte de aquellos en los que más confiaba.
    1. Una oración modelo: “Se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora” Marcos 14:35,  Jesús nos deja otra lección memorable, un ejemplo de sumisión y aceptación de la voluntad del Padre. Es una oración modelo por su contenido y por su forma. Descubrimos en ella el reflejo de nuestras propias luchas espirituales y nos estimula a imitar al Maestro en nuestros “Getsemaní”. Jesús necesitaba llegar a la aceptación de todo lo que iba a suceder en Él. Aceptar sin embargo, no es algo inmediato; la aceptación genuina es un proceso costoso con varios pasos: