Lucas 10:34.
La expresión buen samaritano se suele usar para referirse a una persona que ayuda a los que lo necesitan. Esta expresión proviene de una parábola o historia que Jesús contó para enseñar que una persona muestra compasión y ayuda a otros sin importar su condición.
La parábola del buen samaritano es la respuesta que Jesús le da a un intérprete y estudioso de la Ley que pretende la vida eterna por sus propios méritos, por medio de la Ley. Lucas 10:25-27 “Y HE AQUÍ UN INTÉRPRETE DE LA LEY SE LEVANTÓ Y DIJO, PARA PROBARLE: MAESTRO, ¿HACIENDO QUÉ COSA HEREDARÉ LA VIDA ETERNA? ÉL LE DIJO: ¿QUÉ ESTÁ ESCRITO EN LA LEY? ¿CÓMO LEES? AQUÉL, RESPONDIENDO, DIJO: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODAS TUS FUERZAS, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. Y LE DIJO: BIEN HAS RESPONDIDO; HAZ ESTO, Y VIVIRÁS”. El Señor le responde que para tener la vida eterna por sus propios méritos tendrá que cumplir a cabalidad cada uno de los mandatos establecidos en ella, sin equivocarse.
La Palabra de Dios nos advierte que no hay quién cumpla la Ley, no hay justos en la Tierra, ni aun uno. La parábola que Jesús narró habla de un judío que viajaba de Jerusalén a Jericó lo asaltaron, lo golpearon y lo dejaron medio muerto. Un sacerdote pasó al lado del hombre malherido, pero no hizo nada. Luego, otro líder religioso pasó por allí, pero tampoco se detuvo. Así que ninguno de los dos lo ayudó, al final, un hombre de samaria pasó por allí, al ver al hombre, el samaritano se conmovió y le curó las heridas. Luego, lo llevó a una posada y lo cuidó toda la noche. Al día siguiente, le pagó al dueño de la posada para que cuidara del hombre y se ofreció para cubrir cualquier gasto extra.
Quiero hacer énfasis en los dos personajes que, a pesar de ser religiosos y espirituales se mostraron como personas indolentes, se conoce como indolente a la persona que posee un carácter poco sensible, se caracteriza por su negligencia, falta de cumplimiento de las obligaciones, es una persona que no se conmueve ante el dolor de otros individuos e inclusive de sus próximos. La indolencia es parte del carácter irresponsable del ser humano en este tiempo convirtiéndose en engañador, orgulloso y rebelde. La Palabra de Dios habla del corazón del hombre como malo y perverso, Jeremías 17:9-10.
La indolencia nos llevan a justificar nuestra conducta negligente. ¿Cuántas veces vemos con nuestros propios ojos la destrucción espiritual, emocional, económica y física de nuestras vidas, hogar, familia y descendencia y no hemos sido capaces de levantarnos firmes, con pies de plomo para ir delante del Señor y comenzar a hacer lo que el Señor nos ha dicho que tenemos que hacer, Dios nos ha dado una promesa que está escrita en Malaquías 4:6 “Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres”.
Hoy en día la humanidad entera vive en ese terrible estado de dejadez y se denomina “Negligencia o abandono en la búsqueda de la salvación”, los hombres se han vuelto indiferentes ante su propia salvación. Han dejado de buscar la vida espiritual, se reducen a las ilusiones de la vida carnal, a las necesidades de cada día, a los vicios del mundo, a la rutina, se someten a métodos religiosos creados por hombres y dejan lo más importante, “La salvación de su vida, su hogar y su descendencia”, y muchos han sido negligentes, podríamos decir entonces que la negligencia ante la “Salvación no es otra cosa que la muerte del individuo”. Las características del hombre de hoy:
- El orgulloso. El orgullo es el resultado del alto concepto que tenemos de nosotros mismos y se manifiesta por una sobre valoración de nosotros a la vez que menospreciamos a los demás.
- La falta de integridad. La falta de integridad es notoria en algunos pues rápidamente demuestra que mienten, engañan, hacen trampa, roban, codician, traicionan, etc. Algunos sin embargo dan la apariencia de ser íntegros pero en su mente y en su corazón hay engaño, falsedad, hipocresía, odio, rencor, amargura, resentimiento, orgullo, irresponsabilidad; la irresponsabilidad. Se manifiesta cuando una persona no quiere asumir compromisos, se aplica también a aquellos que no cumplen con lo que prometen y a los que toman decisiones a la ligera sin meditar en lo que hacen. etc.
- El egoísmo. El diccionario define el término egoísmo como el excesivo amor a si mismo, el egoísmo nos hace pensar solo en nosotros mismos: que tendremos, que ganaremos, que nos darán, que disfrutaremos.
El Señor declara una promesa: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”, Ezequiel 36:26-27.
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