Lucas 13:3.
Como cristianos debemos entender que la única ruta para hallar la Salvación en Cristo Jesús es a través de la confesión y el arrepentimiento.
A menos que haya una verdadera confesión y un verdadero arrepentimiento de corazón de nuestro pecado, se cumplirá lo que dice la Palabra en Proverbios 28:13 ”El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia» Pero no hay ninguna promesa de salvación escrita en la Palabra para el hombre que no confiese sus pecados.
Sin embargo, hay muchos que hacen una confesión delante de Dios, pero, a pesar de ello, no reciben ninguna bendición, porque su confesión no proviene de un corazón sincero y no muestra los frutos como consecuencia del arrepentimiento así como está escrito en Mateo 3:7-10.
La confesión «He pecado”; es una expresión que en labios de diferentes hombres, indican sentimientos muy diferentes, mientras que uno dice «he pecado» y recibe el perdón, otro dice: «he pecado» y prosigue su camino para sumergirse en mayores profundidades de pecado y de maldad.
- El primer caso que voy a presentar ante ustedes es el del PECADOR ENDURECIDO, que cuando está bajo el terror dice: «he pecado”, Éxodo 9:27 ”Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos”. Pero, ¿por qué se dio esta confesión de labios de este tirano altivo? El Faraón no acostumbraba humillarse delante de Jehová. ¿Por qué se inclina el orgulloso? «Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto. Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada”. Éxodo 9:23-24.
- Cuando el trueno está retumbando a lo largo del cielo, y los relámpagos están prendiendo fuego al propio suelo, y el granizo está cayendo en grandes trozos de hielo, dice: «he pecado». ¿De qué valor fue su confesión? Este arrepentimiento que fue engendrado en medio de los truenos y de los rayos, feneció cuando acabaron los truenos.y los rayos.
- ¿Cuán a menudo, también, no hemos visto esto en una tormenta de truenos y relámpagos? y clamamos: «¡oh Dios, he pecado! ¡Pero ay, por ese arrepentimiento! Cuando el sol brilla de nuevo, y las nubes negras se disipan, el pecado viene de nuevo sobre el hombre.
- Este es el primer estilo de “arrepentimiento” que yo espero que nadie imite, pues es completamente inútil. De nada les sirve decir: «he pecado» bajo la influencia del terror.
- El hombre de doble ánimo, descrito en Santiago 1:8, que dice: «he pecado», y siente que ha pecado, y lo siente incluso profundamente, pero que es de mente tan mundana, que «ama el premio de la maldad». El personaje es Balaam, Números 22:34 «Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado…”, sin embargo, prosiguió después con su pecado. Uno de los caracteres más extraños del mundo entero es Balaam, realmente era de doble ánimo: En algunos momentos, el profeta del Dios de lo alto y en otros momentos el mas ruin y avaro que pudiera deshonrar a la naturaleza humana.
- Balaam: está parado en la cumbre del cerro, viendo al pueblo de Israel en la falda del monte; se le pide que los maldiga, y clama: «¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?” Y ustedes dirían es un hombre de carácter. Cuando bajó de la cima del monte, dió el más diabólico consejo al rey de Moab: «no podrías vencer a este pueblo en la batalla, pues Dios está con ellos; intenta alejarlos de su Dios.» Y ustedes saben cómo los habitantes de Moab, fornicaron con los hijos de Israel en Sitim. De tal forma que este hombre parecía tener la voz de un ángel en un momento, y, sin embargo, la propia alma de un diablo en sus entrañas.
- Ahora, tengan la seguridad, que ninguna confesión de pecado puede ser genuina a menos que sea hecha de todo corazón. De nada sirve decir: «he pecado», y luego seguir pecando. Balaam, ofreció sacrificios a Dios sobre el altar de Baal: ese era justamente el tipo de su carácter.
- ¡Es inútil y vano que digas: «he pecado» a menos que quieras decirlo de todo corazón. Esa confesión del hombre de doble ánimo no sirve de nada.
- Ahora un tercer carácter, el Hombre con falta de sinceridad: SAÚL: «He pecado». 1 Samuel 15:24 «Yo he pecado”. Aquí tenemos a un hombre con una máscara que es influenciado permanentemente por las circunstancias que atraviesa su vida.
- Saúl era un hombre así. Samuel lo reprendió y él dijo: «Yo he pecado». Pero no quiso decir lo que dijo, pues si leen el versículo completo lo encontrarán diciendo: «Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos», lo cual era una excusa mentirosa. Saúl nunca le temió a nadie; siempre estaba muy listo para hacer su propia voluntad y señalar y echar la culpa al de al lado.
- Hay algunos hombres que parecieran tener corazones de caucho. Si simplemente los tocas, queda una seña al instante; pero luego se restaura a su forma original..
- Muchos de nosotros hemos hecho lo mismo; hemos inclinado nuestras cabezas en la iglesia, y hemos dicho: «Hemos errado y nos hemos extraviado de tus caminos»; pero no teníamos la intención de decir lo que dijimos. Decir «yo he pecado» de una manera artificial, es algo peor que inútil, pues es una burla contra Dios.
- JUDAS: «Yo he pecado». Mateo 27:4. El peor de todos. Es el ARREPENTIMIENTO DE LA DESESPERACIÓN. Judas, el traidor, que había traicionado a su Señor, cuando vio que su Señor era condenado, «devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. . . Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió. . .», ¿y qué pasó? «Se ahorcó.”
- Aquí tenemos el peor tipo de arrepentimiento de todos; de hecho, no sé si tenga justificación llamarlo arrepentimiento; debería ser llamado remordimiento de conciencia. Pero Judas, en efecto, confesó su pecado, y luego salió y fue y se ahorcó.
- Llego ahora al último caso, que voy a mencionar; es el caso del hijo pródigo. En Lucas 15: 18, encontramos que el hijo pródigo dice: «Padre, he pecado.» ¡Oh, aquí tenemos una confesión perfecta, aquí tenemos a un hombre de carácter regenerado: «Padre, he pecado.”. Allí está el hijo pródigo; él ha huido de un buen hogar y de un padre amoroso, y ha consumido todo su dinero con rameras, y ahora no le queda nada.
- Ahora, hijo pródigo, haz tú lo mismo, hay muchos que han andado huyendo desde hace mucho tiempo. Dios te dice: “regresa», pues ciertamente tan pronto como regreses, Él te recibirá. Aunque sean o hayan nacido como hijos pródigos, regresen a casa diciendo: «he pecado”, el Padre te recibirá.