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Números 14:9, Malaquías 3:17-18,
La Biblia habla de tres enemigos terribles que luchan contra el cristiano: La carne, el mundo y el diablo. Organizó al género humano dentro de un «sistema mundano» basado en el orgullo, la ambición, el egoísmo, la codicia y los placeres pecaminosos. Se ve bien que en estas cosas no hay nada de Dios. El mundo es la sociedad humana sin Dios.
El sistema mundano de Satanás incluye el comercio, la política, la religión, la educación, la diversión, los reinos mundiales, las organizaciones mundiales, mediante su sistema mundano, Satanás ofrece a la gente poder, riquezas, posesiones, honores terrenales, logros intelectuales y prestigio social, así como toda clase de placeres pecaminosos. Satanás puede darles a los hombres casi todo lo que deseen y así hacer que estén satisfechos de permanecer bajo su dominio y excluir a Dios de sus vidas.
Satanás usa las cosas atractivas de este mundo para apartar nuestro corazón de Dios y evitar que hagamos Su voluntad. Es por eso que la Biblia nos amonesta: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, y los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1ª Juan 2:15-16).
PUESTO QUE EL MUNDO ES REGIDO por Satanás, ser amigo del mundo es ser enemigo de Dios. La Biblia dice: ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios (Santiago 4:4).
El hombre está compuesto por Espíritu, Alma y Cuerpo; el espíritu fue colocado en nosotros por el soplo de Dios y vuelve a Él, el cuerpo lo hizo Dios del polvo de la tierra y vuelve a ella: Génesis 2:7, Eclesiastés 12:7.
El alma es formado por las vivencias desde el momento de la fecundación y hasta nuestros días, muchas de ellas transmitidas por la madre y por todo lo que está ocurriendo en su entorno: Desde el momento en que somos concebidos en el vientre, comenzamos a tener vivencias emocionales que van a marcar el principio de nuestra alma (Emociones y Sentimientos), el bebé oye, escucha y siente lo que sucede alrededor, sean estímulos buenos o malos, quedando grabados en su memoria.
Lo que Dios quiere SALVAR es nuestra ALMA, es lo que Dios quiere regenerar, transformar, hacer que se vuelva a El: y para hacerlo necesita que nosotros tomemos una decisión después de colocar en nosotros un PROPÓSITO, esa decisión es anhelar ser SALVOS, por medio de Jesús, el cual trajo Salvación a nuestras vidas a través de su sacrificio en la cruz del calvario. Dios no pretende borrar nada de lo que nos ha ocurrido, lo que El anhela es sanar nuestras emociones para que no generen sentimientos que van en contra de Sus mandamientos: Gálatas 5:19-26, Efesios 4:22-32 y podamos ser verdaderos cristianos NACIDOS DE NUEVO: Efesios 3:14-21.