Dice un proverbio chino que «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». A su vez, el matemático y meteorólogo Edward Lorenz ha estudiado esa teoría que suena increíble… si un insecto aletea en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York.
Pequeños cambios o ajustes pueden conducir a consecuencias totalmente divergentes, algunas decisiones aparentemente pequeñas pueden cambiar el transcurso del destino en vidas, familias y descendientes y yo diría porque no al mundo. ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestras decisiones mejoren nuestra vida y nuestro futuro, y no que los empeoren?, entonces surge la pregunta para ti: ¿Quieres que algo cambie en tu destino, en el de tu familia y tu descendencia?
Yo quiero comenzar con la historia de un hombre común y corriente llamado Abraham, que tomó la decisión de 1) oír la voz de Dios, 2) creer en una Palabra, en una Promesa que Dios le entregó, creyó de esperanza en contra esperanza y 3 ) obedecer a la voz que oyó.
Dios le prometió a Abraham un hijo cuando tenía casi 100 años y su esposa tenía 90, Génesis 17:17. Aunque inicialmente lucharon por creer en esta promesa, finalmente creyeron. Dios les dio un hijo al que llamaron Isaac, más tarde Dios decidió poner a prueba a Abraham y le ordenó que ofreciera a Isaac como sacrificio. Aunque esto fue angustiante, Abraham “se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos y a Isaac, su hijo”, pero cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac, el ángel del Jehová le dijo: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”, Génesis 22:12; Y en Génesis 22:15-18 habla de las consecuencias que vinieron después de “obedecer a Dios”.
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Dice un proverbio chino que «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». A su vez, el matemático y meteorólogo Edward Lorenz ha estudiado esa teoría que suena increíble… si un insecto aletea en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York.
Pequeños cambios o ajustes pueden conducir a consecuencias totalmente divergentes, algunas decisiones aparentemente pequeñas pueden cambiar el transcurso del destino en vidas, familias y descendientes y yo diría porque no al mundo. ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestras decisiones mejoren nuestra vida y nuestro futuro, y no que los empeoren?, entonces surge la pregunta para ti: ¿Quieres que algo cambie en tu destino, en el de tu familia y tu descendencia?
Yo quiero comenzar con la historia de un hombre común y corriente llamado Abraham, que tomó la decisión de 1) oír la voz de Dios, 2) creer en una Palabra, en una Promesa que Dios le entregó, creyó de esperanza en contra esperanza y 3 ) obedecer a la voz que oyó.
Dios le prometió a Abraham un hijo cuando tenía casi 100 años y su esposa tenía 90, Génesis
17:17. Aunque inicialmente lucharon por creer en esta promesa, finalmente creyeron. Dios les dio un hijo al que llamaron Isaac, más tarde Dios decidió poner a prueba a Abraham y le ordenó que ofreciera a Isaac como sacrificio. Aunque esto fue angustiante, Abraham “se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos y a Isaac, su hijo”, pero cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac, el ángel del Jehová le dijo: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”, Génesis
22:12; Y en Génesis
22:15-18 habla de las consecuencias que vinieron después de “obedecer a Dios”.
Después de esta increíble demostración de fe y obediencia, las promesas condicionales que Dios le había hecho a Abraham en los capítulos Génesis 12:2-3, Génesis 15:1,4-6 y Génesis
17:21-22 se volvieron incondicionales. Las promesas de Dios incluyeron no sólo abundantes bendiciones físicas para los descendientes de Abraham, Génesis
22:17-18, sino también, gracias a la decisión correcta de este hombre, Dios trajo bendiciones para todas las naciones de la Tierra, no solo físicas, económicas sino también espirituales, en otras palabras: “
Un solo acto de obediencia tuvo enormes consecuencias”.
Ahora bien, para que podamos entenderlo comparemos la decisión de Adan y Eva con respecto a la decisión de Abraham:
El factor desobediencia versus obediencia, fue también lo que marcó la diferencia entre el «efecto mariposa» de la decisión de Adán y Eva que afectó a toda su descendencia para maldición, y el «efecto mariposa» de la decisión de Abraham que cambió su descendencia para bendición.
Esos mismos factores son los que pueden marcar la diferencia en el «efecto mariposa» de las decisiones que usted y yo tomamos o las que estamos tomando todos los días y las que vamos a tomar en los próximos días.
Vale la pena entonces hacernos la pregunta: ¿Qué tipo de decisiones tomaste en el pasado que cambiaron el destino de tu vida o situaciones que estás viviendo hoy?, o ¿Que decisiones estas tomando hoy que pueden cambiar el destino y el propósito de tu vida, tu familia y tu descendencia?, esas decisiones ¿Son decisiones que podrían causar a futuro un tornado físico, económico y espiritual para ti y para tus descendientes? O ¿son decisiones que evitarán tornados y repercutirán en bendiciones para ti y tus descendientes?
Ya hablamos de los elementos necesarios para que nuestro destino de maldición cambie en un destino de bendición: Oír, Creer y Obedecer; pero hay un cuarto elemento que es necesario que coloquemos en nuestra vida y en nuestro corazón y es la Palabra que salen de la boca de Dios, que cuando las accionamos a través de la fe se convierten en Palabra profética que actúa en nuestro corazón, entonces comienza un proceso de transformación o metanoia en tu vida, tu familia y tu descendencia hasta tal punto que te conviertes en un transformador de “atmósfera espiritual” ya que la Palabra profética cambia el destino de las personas, un ejemplo claro Gedeón; era pobre en medio de un pueblo que estaba siendo saqueado por los enemigos, las mujeres violadas, maltratadas, los hombres sometidos a esclavitud, y peor aún arruinado y sin esperanza, un día llega el Ángel de Jehová (Jesucristo) y le dice “.. Varón esforzado y valiente”, al más pobre, a aquel que nadie daba un solo peso por el, al mas insignificante, al rechazado y una Palabra declarada por Dios cambió no solo el destino de Gedeón sino también el de su familia y de toda una nación, Jueces
6:12-16.
Algo pasó dentro de Él… y algo pasará dentro de ti, es el momento de levantarte, estás en el lugar correcto, en el momento correcto, la Palabra profética rompe el espíritu de miseria, el espíritu de condenación, el espíritu de enfermedad, una Palabra profética cambia por completo un destino ya que no hay palabra que Dios diga que no se cumpla, Isaías
55:10-13, Jesús lo declaró en Marcos
11:23-24.
¿Cual es ese monte?, ¿Que le vas a decir a ese monte?… créelo, decláralo, hazlo verdad en tu espíritu, en tu mente y en tu corazón, y te levantas en el nombre de Jesús y algo va a pasar, debe haber una palabra en el Olam (en la eternidad) que detienen tu propósito y tu destino, que detienen tu bendición y tu sanidad, palabras que se han levantado contra ti, contra tu familia y tu descendencia cuando te dijeron “tu hogar no va a funcionar, cuando declararon tu enfermedad, cuando dijeron que no servías para nada, o cuando alguien de autoridad lanzo palabra contra ti que quedó grabada en el Olam”, esas palabras se van a romper y entramos en el Olam y destruimos, llevamos a la cruz los argumentos levantados contra tu vida, tu familia y tu descendencia y ahora comienza a declarar Palabra de Jehová para tu vida, tu familia y tu descendencia.
Hoy hablo a las palabras de autoridad declaradas sobre mi vida y se destruyen en el nombre de Jesús, hoy Dios grabará en el Olam nuevas promesas que ha declarado con Su boca y que están escritas en la Palabra de Dios… “Ciertamente revocarás mi sentencia porque está escrito: Tu pleito yo lo defenderé y salvaré a tus hijos; está escrito: Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable y yo te ame, daré hombres por ti y naciones por tu vida; está escrito: Pelearan contra ti y no te vencerán, porque yo estoy contigo dice Jehová; está escrito: Pero en aquel día te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quien tu temes; está escrito: Ninguna arma forjada contra ti prosperará y condenarás toda lengua que se levante contra mi en juicio; está escrito: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira, nunca mas lo beberás y lo pondré en mano de tus angustiadores; está escrito: Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y se que no seré avergonzado, cercano está de mi el que me salva ¿Quien contenderá conmigo? ¿Quién es el adversario de mi causa? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla. Esta y muchas promesas hoy están grabadas en el Olam, en la eternidad…