Romanos 12:17.
Existen dos elementos fundamentales dentro del cristianismo: “El perdón” y “El Arrepentimiento”, nadie puede encontrar al Salvador sin que primero se ARREPIENTA y nadie puede ser perdonado sin que primero perdone, el perdón de DIOS debe producir en nosotros un espíritu perdonador.
Recuerde que dentro de los 10 mandamientos, CUATRO de ellos tienen que ver con nuestra relación con Dios, y SEIS de ellos con nuestra relación entre nosotros mismos.
Nuestro sistema judicial existe para vengar a las personas a las que se les ha hecho un mal o un daño. Los pleitos legales son consecuencia de los intentos de la gente para que se les pague lo que se les debe. Cuando una persona ha sido herida por otra, la justicia humana dice: “Va a ser sometida a juicio por lo que ha hecho, y si se la declara culpable, tendrá que pagarlo”.
El sistema judicial tomó la base o fundamento en lo que está escrito en el libro de Levítico 24:17, 19-20, en otras palabras “Si alguien peca contra ti, tu tienes el derecho legal de hacerle lo mismo, se autoriza cobrar las afrentas, pagando mal por mal”, pero en el libro de Mateo 5:38 Jesús se levanta contra el espíritu de venganza y declaró: “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo y diente por diente”, Jesús se refería a Levítico 24, pero desde el verso 29 al 42, Jesús destruye al espíritu de venganza y además nos insta a amar a aquellos que se han constituido enemigos nuestros. Jesús destruye todo espíritu de venganza, de resentimiento, de ira, de maledicencia, de falta de perdón, de amargura y toda raíz de amargura.
En el libro de Mateo 18:23-30 Jesús refirió la parábola de los dos deudores y surgen entonces dos espíritus inmundos, uno llamado la falta de perdón y otro llamado venganza y al final cualquiera que se somete a estos dos espíritus trae como consecuencia enfermedades emocionales como el odio, el rencor, el resentimiento, amargura y raíz de amargura la cual viene por la venganza no cumplida, cuando no se satisface el deseo de venganza al nivel que nosotros queremos; enfermedades físicas tales como migraña, problemas en los huesos, cáncer, problemas digestivos; enfermedades sicológicas tales como la esquizofrenia, doble personalidad o “Trastorno de personalidad múltiple”, bipolaridad. El Señor llama todo a todo esto “Verdugos”, descrito en el libro de Mateo 18:34-35.
Todo esto viene a nosotros porque hemos permitido que personas con cierta autoridad emocional, sexual, económica, física y espiritual ejecuten acciones que han dañado profundamente nuestra alma y nuestro corazón, la razón: “No nos amamos a nosotros mismos”, nos convertimos en un buen contador de males ya que guardamos todo en la memoria por si acaso necesitamos descargarlo en algún momento de nuestras vidas, consecuencia de todo esto, abrimos la puerta a espíritus inmundos que nos dominan, no convierten en títeres, nos manipulan y hasta nos llevan a la destrucción y a la muerte.
Jesús dejó algunos principios fundamentales acerca de la venganza y el perdón:
- Jesús amarró el perdón del Padre al perdón que nosotros otorgamos. Mateo 6:12 «Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Mateo 18:33 “¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?” Y en el libro de Colosenses 3:13.
- La naturaleza de Dios es amar a nuestros enemigos, para ser hijos del Padre Celestial. Mateo 5:43-48.
- Romanos 12:19, “Mia es la venganza, yo pagaré”. La venganza no va con los creyentes, no pertenece a la justicia de los hijos de Dios el que se venguen a sí mismos, Dios es el justo Juez, Él es quien dicta sentencias justas, pero le va a pagar a cada uno según lo correspondiente a la justicia. Si alguien ha hecho algo malo y se arrepiente de verdad, lo hecho por Jesús en el Calvario borra esa deuda.
- Mateo 5:22-24. “Cualquiera que se enoje contra su hermano será expuesto al infierno de fuego. Desátese completamente de aquel que le causó una afrenta bien sea pequeña, grande o de cualquier tamaño que estimes.
- Mateo 18:21-22: ¿Hasta siete veces?… Hasta setenta veces siete.