Mateo 12:25.
Todos los ámbitos en que nos movemos parecen estar afectados por las divisiones. Lo vemos en el ámbito social como en el familiar; lo vemos en el ámbito político e incluso en la doctrina cristiana.
Las Sagradas Escrituras nos advierten sobre el peligro de caer bajo la influencia de este espíritu que inicialmente nos separa de Dios y el libro de Isaías lo advierte de una manera enfática: Isaías 59:2, la puerta de entrada al espíritu de división es cuando te separas de Dios por causa de tus iniquidades y tus pecados.
¿Qué es el espíritu de división?: “Es una fuerza espiritual contraria a la unidad, a la armonía y al acuerdo”.
En la Biblia se registra una división del pueblo de Dios, todo comenzó en el libro de 1ª Reyes 11:1-11; aquí encontramos las causas, la raíz de toda destrucción de un pueblo que Dios amó desde el comienzo, lo sacó de tierra de Egipto y lo estableció en la tierra prometida. Pero allí en esa tierra que Dios les había dado la contaminaron con ídolos, maldad, maldición, iniquidad… La pregunta es: Cuantos han introducido ídolos, maldad, maldición, iniquidad a su propia tierra, la han contaminado y esto ha traído división, ruina, destrucción sobre sus vidas, hogares y familias?.
El pecado, la maldad y la iniquidad introducida por el rey Salomón hizo que el pueblo de Israel se dividiera, 1ª Reyes 12, Roboam, su hijo, no escuchó el consejo de los ancianos, sino el consejo de los jóvenes hizo que el pueblo de Israel se dividiera en lo que se llama «el Reino del Sur» cuya capital Jerusalem dos tribus Judá y Benjamin y “el Reino del Norte” cuya capital Samaria al mando de Jeroboam diez tribus. Las consecuencias de esta división fue funesta hasta hoy… Las diez tribus del norte por causa del pecado fue esparcida por toda la tierra, lo que hoy se conoce como la diáspora del pueblo de Israel; las dos tribus del sur fue llevada a cautividad a Babilonia y por ende la destrucción de los muros y las puertas de Jerusalem. Esto es un claro ejemplo de lo que está ocurriendo en las familias cristianas de la tierra: La destrucción, la desolación, la división, la ruina debido al espíritu de división que reina en medio de los hogares y todo por la contaminación que existe al interior de las familias.
Veamos as características del espíritu de división desde el punto de vista espiritual:
- Ve al otro como un contrincante y, en el peor de los casos, como un enemigo que debe ser destruido.
- Cada uno se separa y busca su propia independencia o se distancia de aquellos que no piensan o creen lo mismo.
- Cada uno intenta desacreditar la conducta o lo que hace la otra persona.
- Se fusiona con el chisme, la crítica despiadada, la calumnia y comienza a reinar un espíritu de mentira.
- Se abre una grieta o brecha que a pesar de estar muy cerca, comienzan a gobernar espíritus inmundos como gritería, maledicencia, contiendas, iras y peleas y el objetivo final los divorcios, separaciones, enemistades.
- Planta dudas, critica a su propia familia, utiliza su lengua para insultos y por de bajear.
- La falta de perdón y la amargura comienza a gobernar y a manipular las vidas, el hogar y la familia.
- Es orgulloso y siempre querrá manipular con sus hilos de omnipotencia y autosuficiencia.
- Acusa y señala.
- Infidelidad y traición.
- Regresar a Dios, tenemos que prepararnos para El Señor, tenemos que trabajar para que la imagen del Mesías esté en medio de nosotros; Que nuestra vida y nuestra familia sean UNO con Él. Salmos 27:4-6:
- “Una cosa he demandado a YHWH, esta buscaré… Llegar al conocimiento pleno de YHWH inquiriendo, buscando respuestas, anhelando su manifestación plena en nuestras vidas, familias y descendencias.
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- “Porque Él me esconderá en su tabernáculo…”
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- «Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos…”
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- Es el tiempo de regresar a Dios, ser UNO con Él.
- Reconocer: Necesitamos reconocer que estamos afectados por este espíritu.
- Examinarnos nosotros mismos a la luz del Espíritu Santo, para detectar cada ocasión en la que hemos actuado bajo la seducción del espíritu de división.
- Humillarnos ante el Señor y arrepentirnos por haber sido canales de división en vez de bendición. Si somos sinceros delante de Dios nos daremos cuenta de que hemos tenido comportamientos y actitudes que nada tienen que ver con el espíritu de unidad, armonía y respeto mutuo.
- Existe una manera de derrotar el espíritu de división que opera sobre tu vida, tu hogar y tu descendencia, y es el poder del acuerdo, sin éste no puede existir genuina unidad, para poder caminar juntos por esta vida se requiere estar de acuerdo, caminar con un mismo propósito, con una misma visión, con un mismo anhelo y deseo. Jesús lo dijo: Mateo 12:25: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. Marcos 3:25: “Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer”. El poder del acuerdo es la fuerza del Espíritu Santo que arrasa de raíz y destierra de nuestra vida, hogar y tu familia en espíritu de división: Amós 3:3. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”. Mateo 18:19: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos”.